La Asamblea de las mujeres
indígenas amazónicas realizada esta semana, se abre como un espacio de
socialización de los distintos saberes ancestrales que poseen y transmiten las
sabias, conocimientos de vital importancia para preservar las costumbres
culturales de cada uno de sus pueblos. En medio de la interacción y la
comunicación de saberes, se llamo a la reflexión sobre el papel del gobierno y
se pidió la protección de la vida y la diversidad a toda costa, como mensaje
enfático.
La constancia de este tipo
de eventos es fundamental para consolidar la construcción de una nación como la
que hace tiempo buscamos, hacia el llamado “estado social de derecho” que en
realidad Colombia aun no es. A pesar de que estos encuentros no deben
focalizarse en Bogotá, su inicio en la capital debe servir para que las
propuestas presentadas sobresalgan y
adquieran un mayor reconocimiento de la adormecida sociedad capitalina.
De la misma manera básico
para comprendernos tolerantemente diferentes,
es implementar las políticas en la cuestión salud, presentadas en el informe de
la Consejería de Salud y Medicina Tradicional, con la que lideres y sabios
indígenas esperan mejorar el servicio a nivel nacional para los miembros de los
pueblos indígenas que se encuentran en situaciones difíciles como es el caso de
refugiados en albergues en Bogotá – así
como en otras ciudades y municipios-, debido a la violencia en sus territorios
de origen. Las políticas buscan implementar un servicio de salud más oportuno y
adecuado al contexto tanto cultural como espacial en el que se encuentran
algunas comunidades.
En el periódico de
circulación diaria ADN, se publicó esta semana un artículo sobre el viaje de un
grupo de niños indígenas y afro que debido a sus buenas calificaciones fueron
traídos a Bogotá a conocer algunos atractivos turísticos y en busca de “mejores
oportunidades”. Al leer el titulo del texto podría pensarse con facilidad en la
real colaboración a los niños, pero con el paso de las letras y los renglones,
se destapa un burdo y simplón anuncio
publicitario acerca de lo caritativas y colaboradoras que son las
fundaciones que trajeron a los niños a Bogotá.
La edición se concentro más
en presentar la organización de las fundaciones que en presentar la realidad de
la noticia: un grupo de niños fueron traídos de viaje a Bogotá una semana, pero
según se puede observar no va más allá de eso; no se trabaron alianzas ni
estrategias con instituciones académicas o gubernamentales que mejoraran la situación
regional de infancia o la oportunidad de estudiar al graduarse del colegio.
En medio de la indignación
que pueden producir noticias como la anterior sobresalen también historias como
la de Cruz Stella Mora, quien apoyada por un programa de IPES, tiene hoy un
prospero negocio de ceviche en una plaza de mercado ubicada en Fontibon. Dicho
programa según el artículo, funciona apoyando aproximadamente a 166 empresarios
entre afro, discapacitados y desplazados por la violencia.
Aunque entre la sonora prosperidad del
proyecto, cabe preguntar acerca de la veracidad del mismo, pensando en quien lo
escribe. Un medio como ADN, afiliado a los grandes monopolios informativos
podría presentar la noticia maquillada y transformada. Vale la pena hacer una
comprobación de la existencia y funcionamiento real del programa. De todas
formas si la colaboración prestada es eficiente y existe, es una propuesta
incluyente y apropiada para la diversidad que a diario se acrecienta en la
capital.
FUENTES
·
http://cms.onic.org.co/2012/10/5140/asamblea-de-mujeres-indigenas-amazonicas-en-bogota/ Consultado
el 26 de octubre de 2012, a las 10:18 a.m.
2)
http://cms.onic.org.co/2012/10/5140/informe-salud-a-2012/ Consultado
el 26 de octubre de 2012, a las 10:25 a.m.
3)
http://diarioadn.co/bogot%C3%A1/mi-ciudad/oportunidades-a-poblaci%C3%B3n-vulnerable-1.29343 Consultado
el 26 de octubre de 2012, a las 10:30 a.m.
4)
http://diarioadn.co/bogot%C3%A1/mi-ciudad/comida-gourmet-en-plazas-de-mercado-1.29339
Consultado el 26 de octubre de 2012, a las 10:37 a.m.
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